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La chica del anden de enfrente resumen

Jorge Gómez Soto Editorial: SM Colección: Gran Angular,Alerta Roja. Blanda Etiquetas: Miguel y Eduardo son hermanos gemelos de diecisiete años, su enorme parecido físico contrasta con la disparidad de personalidades. Mientras Miguel vive de manera superficial su juventud, entre minis de calimocho y rollos pasajeros, Eduardo se refugia en sus escritos y en la literatura. Pues como casi todos los libros de jóvenes que estoy leyendo para recomendar a mis alumnos, me ha encantado.

A mí también me hubiera gustado poder disfrutar de este género cuando tenía la crítica edad de la adolescencia. Hacen un efecto alucinante. Habla lentamente y abriendo mucho la boca. Seguimos hablando. No debe de ser española. A medida que me acerco los veo mejor. Vuelve a reírse. Ésta es la gente que levanta el país el país. Yo tuerzo el cuello un poco. Yo dejo la bolita y coloco mi mano en su nuca. Levanta la vista y pone cara de no entender nada. Esto funciona así.

Y el punto final de la frase se funde con el beso. Un murmullo similar al anterior ofrece la respuesta. Rogelio me ha dejado un poco chafado. Podría decírselo a mi hermano. Yo doy un respingo. Acerco mi boca a la suya. Mi hermano no merece ni tres segundos en mis pensamientos. Él se registra los bolsillos y. Mis padres le acaban de decir que llegue pronto.

Le he visto muchas veces mal. Tampoco es plan de levantarme y asomarme descaradamente. Eduardo Mi hermano tiene un serio problema. En fin. Yo vuelvo al programa. Vive para ponerse ciego los fines de semana. No sé para qué pone tanto empeño en ir hecho un pincel. La consulta.

De vez en cuando se asoma al salón para verse en el espejo grande. De nuevo cruza por el salón. Termina el reportaje de ese libro y suena el timbre. Entonces me llega un murmullo imperceptible al que mi padre responde que espere un momento. Se encoge de hombros. Hoy parece que todo tiene relación entre sí.

Si te pones a pensarlo bien. No se lo creen ni ellos. Mi padre sabe que. Rogelio y ella aparecen por la puerta—. Lleva varios minutos hablando un neurólogo que ha escrito un libro sobre eso tan complicado que es el cerebro. Lo que ya comprendo. Ahora aparece mi madre. En un primer hojeo. Me acabo de pasar un poco. Hoy me la he perdido y hasta la semana que viene no la volveré a ver. Hoy ha llegado un paquete con el manual de instalación.

Tiene la espalda arqueada sobre la mesa y trajina inquieto con documentos que a mí me resultarían incomprensibles. Enciendo el ordenador.


  • La chica del andén de enfrente | Literatura Infantil y Juvenil SM.
  • La Chica Del Anden de Enfrente - Jorge Gomez Soto.
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Dios me libre. Intento afinar el oído. No sé. Mi padre ha apartado el teclado y tiene toda la mesa —y no es una mesita de esas enanas en las que cabe el ordenador y gracias— llena de papeles. No hace mucho que mi madre nos anunció que el Colegio Oficial de Psicólogos regalaba la conexión gratuita a Internet. Incluso estoy escribiendo un libro de relatos cortos que se va a llamar Historias del Metro.

No es que yo lea esa literatura. Podría decirse que lo que me inspira esa chica. Yo no entendía tanta indiferencia. La debieron meter para que diese un toque de color y un soplo de juventud al programa. Ya solo en el cuarto de estar. Los libros que he leído hasta ahora no me han hablado de Rogelio. A mi hermano y a mi madre parecía no interesarles mucho.

Cuando quiero darme cuenta. La verdad es que presto poca atención a mi padre. Pero a lo que iba. Fui yo mismo el que se encargó de rellenar el papel y mandarlo por correo. Normalmente no me cuesta. Ya no viene a ver la tele al sillón después de cenar. Son historias que he inventado a partir de una mirada.

Aunque no me disgustaba. Yolanda Martínez. Catalogar de amor esto ha sido una osadía. Apago la televisión y me dirijo a la sala donde tenemos el ordenador. El ventilador interno se pone en marcha con su constante zumbido y la pantalla se enciende entre un chisporroteo eléctrico. Doy vueltas y vueltas al asunto para terminar siempre en el punto de partida pero con la incomprensión elevada al cuadrado. Se ríe bastante menos. Me levanto de la silla y doy la vuelta. He oído tantas cosas de la red. Me lanzo al teclado y escribo: Se me ha olvidado enchufar el módem a la línea telefónica.

De nuevo me siento frente a la pantalla. Espero un rato. Se oye un sonido desagradable. Me aparecen trescientas y pico direcciones posibles. Como de momento no pienso complicarme la vida. Primero aparece un letrero de colorines que te da la bienvenida. De nuevo encaro el ordenador. Ya he leído cómo funcionan los buscadores. Desfilan veloces nombres y frases. Había quedado hoy con ella … Tete sale del canal … Giorgio: Mejor vamos a un privado … Rambo: Pero Croquet.

Pero por una que leo. Al cabo de unos segundos cesa. Después de aceptar unas condiciones de conducta y unas instrucciones que ni siquiera he leído. Ya estoy dentro. Parezco un patoso. De repente noto una sensación extraña. Entro en el canal de la amistad. Insultos y declaraciones de amor. Don Quijote. Por mis iniciales: Me llaman perchas por… mejor dejémoslo. De todas maneas. En ella hay sitio para sentimentales. Gente que entra y gente que sale. A mí no me dan miedo los conejos … Ultra: Iros todos a tomar po'l culo … Kiko sale del canal … Arrobado: Porque estoy rrobado … Utopía: Ésta es mi oportunidad.

Después de dar mil vueltas. Yo juro que no quería. Finalmente la ventana desaparece.

Una joven finge ser violada en una discoteca de Málaga para ocultar su infidelidad

Esto es un caos. En una libreta tengo apuntada la dirección de un buscador que dicen que es bastante bueno. Permanezco parado. Utopía pregunta si hay alguien. Cuando al fin termino de configurarlo. Reconozco mi absoluta falta de originalidad justo cuando doy al enter. Ahora tengo que escribir el tema. Esto es algo muy curioso. Siento algo como muy grande dentro de mí. Nos reímos bastante —o al menos yo me río y la imagino a ella riendo— cuando le digo que he entrado al canal de amistad por.

Ya voy cogiendo experiencia y me da tiempo a leer frases mientras espero la respuesta. Estamos solos y ahora sólo aparece lo que nosotros decimos. No quieren cambiar impresiones con nadie. Al momento caigo en la cuenta de mi error. Hablamos de vaguedades. A mi nombre ni caso.

Al poco me responde que también es su primera vez. Utopía entra en el canal. Sin embargo la magia llega cuando entras en contacto con alguien y del absoluto desorden todo pasa a tener sentido. No puedo creer que una frase en una pantalla sea capaz de ruborizarme. Por ahí. El Ego y la Utopía son el agua y el fuego. Ego entra en el canal. Me doy vergüenza. Puede que aparezca su mensaje justo cuando me levanto y pase sin que lo lea.

La chica del andén ✿

Debo de estar medio loco. Es una sensación tan inquietante como placentera. Nadie se puede dar por aludido con mis palabras. Aunque sea mentira y quien se esconde bajo el nombre de Utopía sea un tipo con ganas de reírse de alguien.

La chica del andén de enfrente (juvenil)

Le acompaña hasta la puerta. Buscar Jane … Utopía: De Madrid. Aquí un navegante tratando de mantener a flote una embarcación formada por ceros y unos. Se despiden con un murmullo. Ir a un privado me suena como ir a los sillones oscuros de una discoteca. Un escalofrío toma impulso en mi estómago y llega de un salto hasta la coronilla. En esto se abre la puerta de la consulta y Rogelio y mi madre atraviesan el pasillo. Mi madre. No puede ser real. Me indica lo que tengo que teclear y ambos entramos a un canal privado. Me estoy poniendo rojo. Encaro el espejo y me veo muy lejos. Sé que era francesa.

Vamos a ver. Vamos a ver si me acuerdo de ella. Doy media vuelta y me asomo por un lateral del colchón. Juraría que ni me ha visto. Deben de ser alrededor de las once. A partir de ahí no recuerdo nada. Pero aparte de estos dos detalles imprecisos. Y también recuerdo que tenía un nombre de medicina. Sin embargo. En el anuncio dicen que el dolor de cabeza desaparece en cinco minutos. Cuando entro en la ducha lo del barco ya es casi real.

Cuando intento ponerle una cara. Es otra de sus especialidades. Lo curioso es que no es la típica sonrisa de superioridad con que habitualmente me muestra su repulsa. Es de día. En concreto. Me levanto de la cama y voy directamente al cuarto de baño. Me quedo mirando el techo. Doy otra media vuelta y me coloco de nuevo mirando al techo. Todo se mueve a mi alrededor. Echo el pestillo. Ya estoy tumbado en la bañera y me quedo traspuesto. Salgo del cuarto de baño con la toalla enrollada a la cintura y. Ni un chavo. No hoy. Lo extraño es que mi hermano no haya puesto la radio a todo volumen para fastidiar mi sueño.

Estoy quieto. Ya directamente no existo. Me siento en la bañera. De todas maneras la voy a llamar. Vuelvo a mi cuarto y me recuesto en la cama. Si oigo a mi madre cantar una canción de amor en la ducha es que estoy en mi casa. En éstas entra mi madre y se sienta en la cama. Un año para mí. La verdad es que estoy acostumbrado a triunfar con las chicas. Así todo funciona mejor y evitamos preocupaciones innecesarias. Es normal que trate de no mostrar interés.

Que la facultad que escoja sea sin lugar a dudas aquella en la que menos haya que estudiar. Lo cual prueba que. Pese a que habla con aparente indiferencia. Ni se ha inmutado el tío. Estoy preguntando a todos los universitarios que conozco. Me incorporo de la cama y me visto: Cualquiera diría que es un aficionado incondicional del tenis. Mi padre niega con la cabeza y trata de disimular la sonrisa. De todas formas no me pueden echar en cara que no me preocupe. De momento nuestros padres nos dejan libertad en ese aspecto.

Si lo hubiese planeado. Necesito que mi hermano se entere de que me he ligado a una francesa. Para ser sincero. Yo lo he notado desde la primera vez que les conté que la noche anterior había pillado. Me lo ha puesto a huevo. Mi madre rompe a reír y me da un beso en la mejilla. Pero ahora no me inquieta.

Quiero humillarle. A mi hermano se le va la olla muchas veces. Se puede tirar horas sin hacer nada. Estos días. Entonces mismo sitio. Por decirlo de alguna manera. Hoy es el primer día de la semana que salgo de clase sin pensar al cien por cien en Utopía. Como si estuviese escrito en el cielo. Han pasado cinco días y vaya donde vaya. Utopía sale del canal. No lo olvides. Mi madre dice que me estaban esperando y me muestra con una mano el lugar del sillón donde tengo que sentarme.

Entro en casa con la cara de cordero degollado con que afronto las regañinas. Busco dobles. Cualquiera diría que te tiras todas las tardes estudiando. Inconvenientes de volver en metro. Y créanme que no es. Sólo a ratos. De vez en cuando trato de frenarme. Me da vergüenza incluso pensarlo. La tutora les había dicho que de seguir así.

Reseña “La chica del andén de enfrente”- Jorge Gómez Soto.

Tras unos momentos de confusión. Es algo tan absurdo como fascinante. Es bueno desconectar un rato. Sólo he hablado una hora con una desconocida y llevo cinco días como un vegetal. Que mis padres han tenido una reunión con la tutora y estoy nervioso por lo que les pueda haber dicho. Debe de llevar veinte minutos allí. De acuerdo. En este momento. No puede parar quieto. Perdonen que se lo diga a ustedes. Tampoco ha sido para tanto. Miguel cree que le tengo manía. Ya digo que no sé el nombre del autor. Mi hermano ya no sabe dónde meterse.

Yo calculo que en lo que llevamos de curso. Valdosux y el Cabeza me han puesto mote. Él va a lo suyo. Camino por la calle como si mis piernas fuesen un vehículo ajeno a mí que se moviese por su propia voluntad. A Eduardo. La verdad es que si no se pareciesen tanto físicamente. Si el uno se pasa por un lado. No sé quién es el autor. Me asusto de todo lo que he andado en un suspiro y decido volver por la calle principal. Antes de salir por el portal ya he desconectado.

Si mostrase una décima parte de ese interés por el resto de asignaturas. Es su ojito derecho. Y luego le preguntas algo y te mira con fastidio. A veces llego a pensar que tiene un nivel altísimo. Pero pasa completamente de todo. Esa pelota de papel que cruza la clase por el aire. Mira que no decirnos que venías. Y nos seguimos queriendo a pesar de la distancia. Se ha acercado a ellos con los brazos abiertos. He escuchado ya tres gritos de llamada y levanto la vista.

Ya sabe al menos su nombre. En este punto se cruzan conmigo. Así que cuando la mujer lo ha hablado todo. Hasta dos años después de tenerte a ti. Seguro que no es para mí. Cuando avivo el paso para hincarme de rodillas ante el coche. Me giro. Entonces… De pronto. Este hombre con pinta de ejecutivo es en realidad un timador especializado en el famoso Timo del Tío. La curiosidad va ganando terreno a la cautela. Y con todo el morro del mundo se ha abrazado a ellos. Comencemos por aquel hombre trajeado y sonriente que camina junto a un anciano matrimonio en el que la mujer no para de hablar.

Se acaba de dar cuenta de que siente añoranza de esa vida que le cuentan que ha tenido. Definitivamente el mundo se ha vuelto loco. Mientras me acerco voy descubriendo algo que mi cabeza no me deja creer. Nos querías dar una sorpresa. Camino convencido de que es una confusión. Por la ventanilla trasera asoman unos brazos que se agitan y una cara que mira hacia mí. En un primer arranque.. Trato de engancharme a la tierra con una de mis actividades favoritas. Un rato antes se ha hecho el encontradizo con la inocente pareja.

La vieja entonces se pone a largar. Éste va a ser Felisín. Ambos murmuran posibilidades hasta que la mujer. Ya me contó Felisa que te colocaste muy bien.


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  8. Le miro la cara cuando me lo cruzo y no hay duda. Yo les digo que igual voy acompañado. Si me hubiesen preguntado ese mismo día. Un silencio largo. Miguel Las cosas se han calmado en casa después de que el miércoles mis padres fuesen a hablar con la tutora. La inseguridad es de cobardes.

    Utopía y la presentadora. Si encima voy a tener suerte y me lo va a coger ella directamente. Lo primero que tengo que decidir es si quedo con los amigos. Yo le digo que iré con un periódico debajo del brazo y una rosa en la solapa para que me reconozca y. A falta de alguien que me dé una torta. Una historia de amor que traspasa pantallas. No acabo de espabilar.

    Casi mejor colgamos. Llamo a un par de amigos. Quedamos en el kilómetro cero a propuesta mía. No me puedes dejar así. Llego a casa sin saber ya dónde estoy. Yolanda me dice que es una chica de estatura normal. Si es un callo. Adoro el metro. Cuando llego. En el pueblo donde veraneo todos nos conocemos. No sé si he hecho bien en encomendarle esta misión al Tocho.

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    El no me ve hasta que no me cruzo en su camino. Ya estoy listo. Nos despedimos con sendos hasta luego y yo ni siquiera cuelgo. Vuelvo la vista hacia mi hermano otra vez. Mira la tele embobado. Su mirada ya me responde. He tenido bastantes citas. A ver si vuelve ya el jirafa este. Aquí no te aburres. Yo ni siquiera saludo. Parece como si las personas saliesen de las paredes.


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    Abandono mi casa sin dejar que mis padres me digan que llegue pronto. Me meto en la ducha hasta terminar arrugado. Al cabo de un par de minutos. Tengo tres cuartos de hora para arreglarme. Atravieso entre la pantalla y sus ojos. Le explico mi cita a tuertas. El Tocho accede. Mi hermano no va a acabar bien. En las taquillas de la estación de Sol se da uno cuenta de la cantidad de gente que hay en Madrid. Miro la tele. Disfruta de todas las novedades y la mejor selección de libros de bolsillo ahora en promoción.

    Información extra. Detalles del producto. Ficha técnica. El Autor. Su vocación por la escritura comenzó en el instituto, donde escribió su primer texto novelesco junto a un compañero en COU. No se sintió demasiado satisfecho del resultado, pero le sirvió como germen de su futura dedicación. Al finalizar sus estudios comenzó a trabajar como economista, ocupación que sigue teniendo.

    Dicha labor no le impidió dedicarse también a la literatura, y ese mismo año fue finalista del II Premio Leer es Vivir con la novela Colgado del aire.